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Nueva publicación del IRNAD para mejorar la conectividad en paisajes fragmentados.

En paisajes fragmentados, la conectividad funcional es clave para conservar la biodiversidad y mantener servicios ecosistémicos esenciales. Los bordes de ruta, además de ser refugios para plantas y polinizadores, funcionan como corredores biológicos que conectan áreas aisladas.


Un estudio realizado en el IRNAD, publicado este año en Applied Vegetation Science y llevado a cabo en el sistema montañoso de Tandilia (región pampeana sur de Argentina), evaluó el rol de los bordes de caminos en la conectividad ecológica de los ensamblajes de especies vegetales. Utilizando herramientas de teoría de grafos, se analizó cómo los bordes de caminos y otros elementos del paisaje aportan a la disponibilidad y conectividad del hábitat. También se investigó cómo estas variables influyen en la distribución de hierbas anuales, perennes y arbustos. Los resultados demostraron que incluir los bordes de ruta aumenta significativamente la conectividad general del paisaje, especialmente en los ensamblajes de especies entomófilas.


Estos hallazgos subrayan la importancia de conservar y restaurar estos elementos lineales del paisaje, fundamentales para avanzar hacia agroecosistemas más sostenibles. Esta información permite priorizar especies y áreas clave en proyectos de restauración, contribuyendo al cuidado de ecosistemas esenciales que suelen ser pasados por alto.

Preservar los bordes de ruta no solo mejora la conectividad ecológica, sino que también refuerza la resiliencia de los paisajes agrícolas, logrando un equilibrio entre producción y biodiversidad.


Pueden leer el artículo completo en: https://doi.org/10.1111/avsc.12773

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